sábado, 12 de enero de 2008

Eclipse

La siguiente entrada es una pequeña vuelta al blog. Pequeña tanto en calidad como en largo de lo escrito. No se desanimen, no perdí mi sendero ni mi pluma mágica, solo perdí la luna una y varias noches y quede escribiendo en la oscuridad del alma.


Hoy la luna, que ayer se encontraba llena, se esconde. Mi mirada la busca y no la encuentra, ni te encuentra a ti con ella. Hoy la luna, que alza mis pensamientos hacia ella y luego los liberaba, agita el mar de mi corazón para ahogarme en donde se respiraba tu aire. La luna ayer pintaba tu piel de escarcha. La luna hoy te eclipsa, te esconde y me atormenta. Madre de Moisés, a lo lejos abres los caudales de mi corazón como si mi sangre fuese agua que te impide el paso. Luna, tu, mi madre adoptiva, me cobijas y me quitas después la vida. Me haces ver como otra más de tus olas que nacen queriendo volar y que al poco tiempo mueren. Luna, madre tuya, te oculta, te hiere y te tapa las heridas. Mañana saldrá el sol y me veras como un naufrago tirado por la ola hacia la orilla abandonada, y a ti como un espejo roto, recuerdo del eclipse que me saco de ti y te quebró los recuerdos.