Las teclas del piano producían sonidos incoherentes, a lo lejos, al final de un largo pasillo. Solo se veía luz por debajo de la puerta, en aquella oscura casa, sola melodía contrastante, aterradora. Desperté con miedo aquella noche y no pude volver a dormir, no tan fácilmente. Tu recuerdo, tan cercano, tan en mi, volvía con fuerza aquella noche, como siempre, naciendo un grito desde mi pesadilla, me hacías falta, por eso la noche no era alumbrada ni por la luna. Las situaciones de la vida pueden hacerme sonar… un poco ensombrecido mas la luz siempre se entreve desde el ojo que mira directo a mi alma. Ahí volviste a aparecer, en mis ojos, el vivo recuerdo que abre la puerta y deja la estela de luz recorrer lo oscuro y que calla el ruido, lo cambia, lo hace renacer, melodía calida del alma abrazada, reconfortada luego de una mala noche, después de todo, solo era un mal sueño, lo verdaderamente oscuro era yo, porque no te abrazaba y porque la noche seria larga y solo amanecería y amaneció, la tarde siguiente, cuando hablamos, cuando nos miramos y abrazamos, cuando reímos y cuando decidimos permanecer juntos y amarnos para siempre.